No apaques el fuego

Mateo 3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
El fuego en la lectura inicial simboliza una de las formas de purificación que hace el Espíritu Santo en la vida del cristiano.

En este mismo versículo vemos las dos formas de purificación, como son el agua y el fuego.
En relación al fuego, podemos también agregar como forma de purificación, que Jesucristo nos dijo que en nuestro caminar cristiano íbamos a pasar por muchas pruebas y una de esas pruebas deben ser pasadas por fuego.

1Pedro 1:6-7 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 

Aquí la palabra de Dios se refiere a un fuego purificador, y menciona a algo de valor como es el oro, que en su proceso debe someterse a altas temperaturas para separar las impurezas del mismo.

Fuego asociado con castigo eterno
El fuego también está asociado en la Biblia, al castigo eterno que recibirán los que no conocieron a Dios o no cumplieron con sus mandamientos.



En la parábola del juicio a las naciones, Jesucristo, menciona una advertencia para los que no cumplen las labores de un samaritano, como son darle de comer al hambriento, darle de beber al sediento, ayudar al forastero, darle ropa al que no tiene, visitar al enfermo, y a los que están presos.

Mateo 25:33-41 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 

Vemos una expresión fuerte de nuestro señor Jesucristo, para aquellos que aún le preguntaron: Cuando te vimos, hambriento, o con sed, o como extranjero, o te vimos desnudo, o cuando te vimos enfermo o en la cárcel y no te visitamos?

Y Jesús, les responde con una palabra fuerte: “Apartaos de mi, malditos.”

Y el destino de estos es el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

En esta lectura no se refiere que este fuego sea un fuego purificador, sino un fuego de castigo eterno.

Fuego en el Antiguo Testamento: Presencia de Dios
1.- Llamamiento de Moisés
Exodo 3:1-2 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

2.- En lugar santísimo dentro del Tabernáculo
Levíticos 6:12-13 Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. 13 El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.

Como encendían el fuego?
La lupa se descubrió en muchos años antes en 1267 dC.


Actualmente nosotros encendemos el fuego con fósforos.


Revisando en la enciclopedia, sobre los fósforos o cerillos para encender fuego, me encontré que fueron inventados alrededor de 1850 dC.

Pero como hacían en los tiempos de Cristo, o mucho más atrás en los tiempos de Moisés?

Existían dos métodos:
1.- Golpeando dos piedras
2.- Frotando 2 piezas de madera

En ambos casos utilizaban hojas o paja seca, para poder iniciar el fuego.

Como mantenían el fuego encendido?
Dice la lectura, que le echaban más leña.

Igual ocurre con las tortilleras, las que hacen nacatamal, los que hacen hoguera en el mar.

Se debe estar echando más leña al fuego para que no se apague.

Qué pasa cuando no le echamos más leña al fuego?
El fuego empezará a apagarse hasta que de forma definitiva se apaga.

Cuando este fuego comienza apagarse o llega a apagarse, significa que el Espíritu Santo, se está apartando de nuestras vidas.

Efesios 4:30-32 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Cuando tenemos amargura, cuando nos enojamos, cuando estamos con ira, cuando gritamos, maldecimos o cuando hacemos algún mal, alejamos al Espíritu Santo de nuestras vidas.

Es responsabilidad nuestra mantener el fuego del Espíritu Santo
1Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
En esta palabra Dios nos dice que los que El ha apartado, seremos su linaje escogido, reales sacerdocio, nación santa, adquirido por Dios.

Esto nos quiere decir en semejanza a los sacerdotes que eran los responsables de mantener el fuego del altar encendido, que somos nosotros los responsable de que el fuego del Espíritu Santo se mantenga encendido en nuestra vidas.

Como uno de los símbolos del Espíritu Santo es el fuego, al igual que pasó en Pentecostés, que se les aparecieron a cada uno como lenguas de fuego sobre sus cabezas.

Hechos 2:1-3 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

Somos templos Dios
1Corintios 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si uno de los símbolos del Espíritu Santo es: Fuego. Y si la Biblia dice que el Espíritu Santo mora en nosotros, entonces dentro de nosotros habita el fuego, del Espíritu Santo.

Y este es el fuego, que no debemos dejar que se apague de dejar que se apague, sino que hay que mantenerlo encendido.

Leímos que el fuego en el altar nunca se apagará.

Debemos ser cristianos que construyamos un altar en nuestras propias vidas, en nuestros corazones.

Libres para entrar al Lugar Santísimo
Hebreos 10:19-23 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 22 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 23 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

Al lugar santísimo solo tenía entrada el sumo sacerdote, lo que nos quiere decir nuevamente, que nosotros hacemos las veces de sacerdote y tenemos acceso al Lugar Santísimo, a la misma presencia de Dios.

Por eso es responsabilidad nuestra mantener encendido el fuego en el altar, estar llenos del Espíritu Santo.

En nuestro cuerpo: construir un altar

Si nosotros somos Templo de Dios, y que el Espíritu Santo mora en nosotros, entonces debemos de levantar un altar para Dios, dentro de nosotros.

Cuando hacemos un altar para que more el Espíritu Santo en nuestros corazones, entonces no debemos dejar que ese fuego se apague.

Debemos de echarle “leña”, al fuego del espíritu Santo.

En su primera carta el apóstol Pablo le aconseja a Timoteo:

2Timoteo 1:6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.

En este texto, nos podemos dar cuenta que es posible que el discípulo de Pablo, estaba dejando apagar el fuego del don de Dios que estaba en el.

No le estaba echando lecha, o no estaba atizando el fogón.

El apóstol Pablo le aconseja a Timoteo que avive el fuego del don de Dios que estaba en él, no le dice que busque el fuego, porque el fuego ya estaba dentro de él.

Significado de avivar:
Animar. Encender, Hacer que arda más el fuego. Cobrar vida, vigor

Ejemplo:
Este chavalo/a no se aviva.

Aviva el fuego para que no se apague.

Juan se avivó en el segundo semestre y obtuvo mejor rendimiento en sus clases.

Obsermevmos que a un  muerto no se puede avivar, porque no tiene vida.

Solo se aviva lo que aún no está muerto.

Por esta razón es que nosotros como sacerdotes de Dios, debemos de hacer lo que El nos dice esta mañana.

No dejar que se apague el fuego, echémosle leña hasta que el Señor venga por nosotros.

Que nada ni nadie te robe ese fuego de Dios que está en cada uno de nosotros.

Oseas 7:4 Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que cesa de avivar el fuego después que está hecha la masa, hasta que se haya leudado.

Esta comparación con el horno, les llama adúlteros, porque no mantienen el calor del horno sino para solamente lo necesario.

No podemos ser como los panaderos que solo avivan el fuego solo para lo que van a hacer.

Debemos avivar el horno todo el tiempo.

Quienes quieren apagarnos el fuego?
Hay tres enemigos que trataran de apagar el fuego:
1.- El mundo
Con sus atracciones, fiestas, amigos, etc

2.- La carne
Con las tentaciones, los deseos, los vicios,etc.

3.- El diablo
Que anda como león rugiente, buscando a quien devorar

Con que avivamos el fuego?
Con oración
Ayuno
Vida en santidad
Comunión con Cristo
Escudriñar las escrituras
Con nuestro testimonio

Habacuc 3:2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

Eso debemos de pedirle a Dios que avive su obra, en medio de estos tiempos llenos de violencia en muchos países, violaciones, asesinatos, robos, porque no conocen de Dios.

Que nos use a nosotros para llevar su palabra, su mensaje a otros, para que lo conozcan para que se arrepientan, para que se conviertan.

No debemos apagar el fuego del Espíritu Santo
1Tesalonicenses 5:19 No apaguéis al Espíritu.

Nuevamente el Apóstol Pablo, aconseja que no apaguemos el Espíritu Santo.

Vemos que dice “No apaguéis”, porque es una palabra que se relaciona con el fuego.

El Espíritu Santo es el sello de nuestra salvación.

Sin el Espíritu Santo, perdemos el sello del nuevo pacto, por el cual alcanzamos la salvación.

Efesios 1:13-14 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria

Arras: anticipo en efectivo por un pacto.

El Espíritu Santo, es anticipo que Dios nos dio, por medio de Jesucristo, para recibir la herencia que es nuestra salvación.

Características similares del fuego y el Espíritu Santo
1.- El fuego purifica el oro de impurezas, de igual forma el Espíritu Santo nos limpia de impurezas, de pecados, de maldad.

2.- El fuego da luz, de igual forma por medio del Espíritu Santo seremos luz en medio de la oscuridad.

3.- Cuando tenemos frio, el fuego nos da vigor, de igual forma el Espíritu Santo nos da fuerzas para cuando ya no podemos, cuando estamos en tribulaciones y problemas.

Si se nos apaga el fuego del Espíritu Santo, estaremos llenos de impurezas, pecados, ya no seremos luz ni ejemplo, ni testimonio para otros.

Sin el Espíritu Santo no podremos vencer las dificultades que se nos presenten.

Por eso:
a) No descuidemos el don de Dios
b) Avivemos el fuego del don de Dios que está en nosotros.

Si ya recibiste a Dios, si Dios está en ti, no descuides el fuego del Espíritu Santo, que siempre debemos mantenerlo avivado, encendido.

Que Dios te bendiga y te guarde

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