Extranjeros en tierra ajena

Cuando uno se encuentra fuera de su tierra, y ha pasado mucho tiempo en otro país, posiblemente pueda tomar algunas costumbres, modismos o forma de hablar en el lugar que se encuentra, pero no debería para perder sus raíces, sus costumbre o mucho menos el idioma.

Por la influencia de otros países “democráticos”, como por ejemplo los Estados Unidos con el llamado sueño americano, hemos visto que algunas personas con estar por esos lados unos meses o a máximo un año, ya su forma de hablar es distinta, y no es culpa de ellos, es culpa del entorno donde han vivido, quizás hasta les es conveniente hablar como las personas a su alrededor para evitar problemas con migración, etc.

La influencia de vivir en un país extraño produce en algunas personas cambios hasta en la idiosincrasia y en la forma de pensar de esa persona, de forma que hasta sienten orgullo de andar un pañuelo o una camisa con la bandera o con los símbolos patrios de ese país.

La sangre de Cristo

Mateo 26:26-28 "Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados."

La sangre de Jesús o también conocida como La sangre de Cristo, tiene un poder tan grande que algunos cristiano la conocemos, pero a veces no llegamos a realmente conocer su poder.

Es muy común relacionar esta palabra como una muletilla, que algunas personas la pronuncian igual como cuando dicen: "Ni quiera Dios", o "Dios me libre de tal cosa", y también pronuncian "la sangre de Cristo" o "Dios te valga", o "válgame Dios", sin realmente conocer lo que se está diciendo.

Hay una alabanza que conocemos dice: "La sangre de Cristo: tiene poder, porque mi Señor tiene poder"

Hay otra alabanza que dice: "Hay poder, poder, sin igual poder, en Jesús, que murió y resucitó, hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre de Jesús"

Pero muchas veces la cantamos sin conocer el verdadero poder de la sangre que Jesús derramó.  Como que en otras palabras nos gusta la letra la música la alabanza.

Esta mañana vamos a reflexionar sobre la sangre de Cristo, su significado, su verdadero poder.

La palabra apropiada

Proverbios 15:23  "El hombre se alegra con la respuesta de su boca; Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!"

Esta mañana vamos a reflexionar sobre esta lectura, que nos dice: "una palabra a su tiempo, ¡que cosa más buena buena!", en otras traducciones de la Biblia, dice: "Es muy grato dar la respuesta adecuada,
 y más grato aún cuando es oportuna."

En el contexto se refiere a dar consejos, de forma que tanto se alegra la persona que da el consejo como el que recibe el consejo.

Dice esta palabra que ¡cuán buena es!, porque de esta misma forma esta palabra sirve de bendición para el que da esa palabra como al que recibe.

Por eso cuando hablamos debemos de saber lo que decimos, ya los cristianos no podemos hablar lo que querramos, sino que debemos de cuidar nuestra palabras.

Efesios 4:29 "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."

Corrompida: viene del griego saprós, que significa: podrido,  que no vale nada.

Si asociamos el término podrido en frutas, comida o algo parecido, significa que es una fruta que no sirve para comer, una comida que no sirve para alimentarnos.

Y eso es lo que debemos de procurar, no decir palabras sin sentido, ni tampoco palabras que ofendan, mucho menos palabras que destruyan.

Demandar o Reclamar a Dios

SSalmos 42:1 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.”
Mucho se escucha actualmente en algunas iglesias, que debemos demandar o reclamarle a Dios por alguna bendición que le hayamos pedido.

Vamos a analizar esta mañana sobre este tema, a la luz de la palabra de Dios, para saber que nos dice:
Significado de estas palabras:

Demandar: Reclamo judicial que se emprende contra alguien, demandar lo que es nuestro. En este orden existen dos figuras: el demandante que invoca el derecho que tiene y sobre el cual están fundadas sus pretensiones, y el demandado quien contra el cual se pone la demanda.

Reclamar: Exigir con derecho, Oponerse a una situación injusta o insatisfactoria.